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Los militares avanzan en el mundo político brasileño

  • Internacionales
  • 8 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

El exmilitar Jair Bolsonaro ocupa un segundo puesto en sondeos electorales a pesar de que niega la democracia y los derechos humanos

Pilar Díaz

Los militares brasileños están tomando más cuerpo en la vida civil de Brasil, así lo muestra su presencia en las calles del estado de Río de Janeiro después que el mandatario Michel Temer decretara la intervención militar a la seguridad, tras el aumento delictivo.

Los analistas políticos brasileños coinciden en que el ambiente político genera en el pueblo un sentimiento antisistema por el auge de la corrupción, así como la impunidad a los delitos que agobian a la mayoría y puede desembocar en un aumento de la simpatía por un “sistema de mano dura”.

Militares en la calle

“Es evidente que la presencia militar se está haciendo más notoria, estuvieron presentes durante 1964 y 1985 con una brutal dictadura; después en el período de redemocratización no tanto. En 1999 se creó el Ministerio de la Defensa para poner a los militares bajo la dirección de un civil y el país hizo mucho progreso en este sentido, pero este año tuvimos una regresión en ese sentido con algunas señales bastantes concretas”, indica el analista político Joäo Paulo Charleaux.

“El mismo presidente (Mihuel) Temer relativizó el golpe de Estado de 1964 al decir en una declaración que fue una demanda amplia de la sociedad brasileña y más recientemente el general del Ejército, Eduardo Villas Boas, hizo declaraciones por el Twitter, en vísperas del juicio del STF, presionando a los magistrados y fue interpretado como una intromisión indebida”, resalta Charleaux.

Para el analista brasileño no solo es el aumento de la presencia militar en las calles y las actividades civiles sino la amplia aprobación popular y de regresión del poder civil que va cediendo espacios.

Otra muestra del auge de los militares en Brasil es la presencia del candidato del Partido Social Cristiano, Jair Bolsonaro, que ocupa el segundo lugar en intención de votos con 21% –el primero sigue siendo Lula con 34%–. “Es un exmilitar, miembro de la reserva, defiende abiertamente la tortura y la dictadura; afirma que el voto no tiene validez, que se debería hacer una guerra civil para matar a 30.000 personas, un horror en estos tiempos”, explicó Charleaux.

“A pesar que Bolsonaro niega la democracia y los derechos humanos; lo que más asusta es que tenga un respaldo tan expresivo en la sociedad y sobre todo un respaldo de los sectores favorecidos económicamente, en particular hombres blancos con buen nivel educativo y que viven en los principales centros de Brasil, son la élite de la sociedad brasileña”, explicó el analista brasileño.

Es un candidato que no estando Lula en la contienda va a liderar las encuestas y hasta el momento el Partido de los Trabajadores sigue insistiendo que su candidato es el expresidente y que no tienen “Plan B”.


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